ALEJANDRO TORRES RODRÏGUEZ
16 de Marzo de 2025
La pasada noche del 15 de marzo, las chicas de Shego hicieron vibrar una antigua iglesia toledana con su actitud. Maite, Raquel y Charlotte abrieron el bolo vestidas de monjas con el tema Un secreto, haciendo evidentes las similitudes de la sala y la portada de su último proyecto.

Pese a ser una sala pequeña y estar tocando lejos de casa, el recinto estaba repleto de fans que coreaban sus canciones como si de un estadio se tratase. La energía punk que el grupo transmite llegó a todos los presentes; Maite no dejó a nadie indiferente con sus desgarradores gritos, conmocionando a todos tras su pausa para cantar el bonito tema algunos lunes, Raquel tampoco se quedó atrás con su voz tan característica. Ambas cautivaron con creces al público. Y no nos olvidamos de Charlotte, que con sus potentes líneas de bajo y sus coros recordó a Kim Ann Deal -bajista de los Pixies– ni pasamos por alto a Elena, que no solo tocó de manera energizante la batería, sino que también nos sorprendió tocando el piano.

Tras quitarse sus hábitos al terminar el primer tema y presentarse al público, disfrutamos de éxitos como La fiesta -nuevo himno del grupo fruto de este nuevo álbum-, clásicos como Oh boi -uno de los primeros hits de la banda-, su colaboración para el último álbum de Los Punsetes: ¡Viva!, Te Mataré junto a las chicas de Aiko el grupo y que hasta hace escasos días era exclusiva de la edición física del álbum, arghHhh! -otro de los nuevos temas insignia de la banda- y cerraron el bolo con Vicente Amor; posiblemente una de las canciones más esperadas en la que, junto a su público, la banda se desató por completo dejando claro el mensaje que cuentan en la canción.
Hace tiempo, en Instagram stories, Maite compartió una crítica sobre cómo las bandas compuestas por mujeres suelen acabar catalogadas como indie o indie pop, independientemente del género musical que hagan. En el concierto de ayer, Shego demostró que, pese a pertenecer al movimiento indie español, la energía que transmiten es única y está lejos de categoría alguna.

En general, este concierto de la banda, nos dejó muy buenas sensaciones. Se notó una sintonía única entre las integrantes, aspecto del que pocas bandas pueden presumir. Las guitarras de Maite y Raquel estaban en perfecta armonía y ninguna nota parecía sobrar mientras se alternaban el liderazgo, dejando solos de guitarra que más allá de ser un alarde de técnica, eran melodías que encajaban perfectamente. Por su parte, Charlotte hizo sonar aún más grandes esos riffs de guitarra y sus coros encajaban a la perfección. Elena, desde atrás con su batería, no dejo de dar energía a la banda, pero también supo cautivar al público junto a su teclado y a su compañera Maite. Las expectativas sobre el futuro de estas artistazas no hacen nada más que aumentar, la energía que propagaron en el concierto fue especial, propia de una banda destinada a llenar estadios.

