Tras su último éxito junto a Rosalía, la cantante islandesa se consolida como un referente para los jóvenes gracias a su estilo único y su actitud atrevida

ESCRITA POR: Daniel Gallego Palomar

IMAGEN PORTADA: «Björk» by Maria Alva Roff is licensed under CC BY-NC-SA 2.0.

No resulta extraño leer la biografía de cualquier artista y notar cómo su trayectoria no se distingue de la del resto; las discográficas le hacen despegar, vive una década de popularidad y, eventualmente, su trabajo termina formando parte de una recopilación de éxitos del pasado, o bien etiquetado como “un clásico”, quedando relegado a una audiencia cada vez más reducida.

La industria musical insiste en impulsar a la fama a personalidades jóvenes debido a que su frescura impacta al arrastrar con su arte las nuevas tendencias. Más adelante, la vida de todo artista se convierte en un reto por mantenerse en el estrellato durante el mayor tiempo posible. Pues bien, el negocio de la música se equivoca al pensar que la modernidad se desliga de los veteranos, y qué mejor ejemplo que nuestra favorita cantante islandesa por excelencia para encontrar un perfil de artista que se reinventa incansablemente.

Un singular dueto con una de las más grandes

Björk Guðmundsdóttir (Reikiavik, 1965) podría estar palpando el punto álgido de su fama tras colaborar con Rosalía en ‘Oral’, tema que salió a la luz en noviembre de 2023 tras hallarse en la despensa durante más de dos décadas, pues fue grabado con intención de aparecer en su álbum Vespertine, publicado en 2001. Por si no fuera poco, su autora ha dado un golpe en la mesa declarando que los beneficios obtenidos por las ventas y reproducciones irán destinados a una ONG que lucha contra la pesca del salmón salvaje en Islandia.

‘Oral’ fue publicada junto a un videoclip cuya directora, Carlota Guerrero, aprovecha el potencial de la IA para hacer los movimientos de Rosalía y Björk expresivos hasta el punto de parecerse a personajes de un videojuego. El empleo del recurso tecnológico más puntero del momento nos recuerda que Björk y su equipo no temen en adentrarse dentro de las últimas novedades de las tecnologías audiovisuales para transformarlas y adecuarlas a su obra.

Venerada por la generación Z

Durante los últimos años, la cultura alternativa ha revalorizado la figura de Björk. Muchos cantantes y productores se han visto inspirados en la ecléctica variedad de sonidos en sus canciones, desde el ambient hasta la electrónica, pasando por el jazz y los instrumentos orgánicos. La islandesa tiene un lenguaje único que ha constituido un imán para el panorama musical independiente.

Muchos artistas que se sitúan en la vanguardia creativa han mencionado a Björk en entrevistas y reportajes. Por incluir algunos nombres, encontramos a Caroline Polachek, cuyo tema ‘Coma’ tiene un beat semejante a la mítica ‘Hyperballad’, o a Ralphie Choo y su ‘JUAN SALVADOR GAVIOTA’, que compone un paisaje sonoro cercano a la música ambiental del álbum Utopia. FKA Twigs, Judeline y la eterna Arca, quien ha colaborado con la propia Björk y con quien mantiene una estrecha relación, son de obligada mención.

No es común encontrar una personalidad de la música que combine facetas de cantante, productora y compositora, pero mucho menos que abarque estética y actitud tal y como lo lleva haciendo Björk desde los 90. Con su carácter desenfadado, empoderado y decidido, sin miedo a ser señalada o cuestionada, es todo un referente para celebridades del calibre de su compañera Rosalía, quien afirmó admirarla debido a que “ha expresado la sexualidad libre”. Autora de unas letras que van desde la poesía hasta los mensajes más directos, Björk continúa calando en nuestro imaginario colectivo. Es ya un mito de la cultura independiente.